MANIFIESTO

El Psicoanálisis no puede ser pensado sin asumir que su fundamento es la práctica. Hay Psicoanálisis en tanto hay psicoanalista, es decir, un practicante. Ser practicante significa estar atravesado por la experiencia, con, desde y en el inconsciente. Esta experiencia está regulada por una comunidad, que comparte las formalidades inherentes a la especificidad de la práctica psicoanalítica, es decir, análisis personal, supervisión, estudio, crítica y elaboración de conceptos.

Así, pues, sostenemos que el Psicoanálisis es susceptible de ser transmitido, extendiendo las formalidades establecidas por el trípode habitual de la formación psicoanalítica. Esta extensión, que proponemos, consiste en la construcción de espacios para el trabajo de caso en grupos. El ejercicio realizado en ellos es, en el Instituto Freudiano para el Estudio de las Prácticas Psicoanalíticas (IFEPP), el fundamento de toda formación posible para la práctica del Psicoanálisis

Este ejercicio de los grupos de trabajo de caso, en la comunidad IFEPP, hace lazo y corte de la experiencia con el análisis del caso. En este sentido, el reconocimiento de un practicante es efecto instituyente del trabajo clínico en los grupos.

La experiencia de compartir narraciones transferenciales, da lugar a un espacio de diálogo conceptual.
Con base en lo planteado hasta ahora, se produce el efecto de transformación que hace posible la inscripción y, por tanto, la extensión de nuestra comunidad de practicantes.

En el IFEPP establecemos las condiciones posibles para una formación psicoanalítica singular con miras a consolidar una comunidad de practicantes.